Ayer tuvimos la oportunidad de conocer algo que está ocurriendo en Aragón, una forma de lucha pacífica, digna y con un potencial poco conocido en general. Una herramienta de lucha históricamente muy antigua, y además, pacífica: se trata de la huelga de hambre.
La lucha en Aragón por parte del personal de limpieza de los centros públicos de salud lleva muchos meses en una marcha vertiginosa. Comenzó hace meses con una huelga indefinida que involucró a más de 1500 trabajadores y trabajadoras, con una unidad sindical fuera de lo común. La aplicación de la nueva reforma laboral, con ampliación de jornadas laborales, despidos de trabajadoras injustificadamente, la forzada movilidad laboral y una reducción del salario que baja de 1000 a 600 euros brutos al mes, son algunos de los cambios que llevaron a los trabajadores a movilizarse. Mujeres, sobre todo, que están sosteniendo familias enteras con un sueldo base mínimo.
Una lucha, en definitiva, que ha llegado a un punto tan crítico que tres personas han decidido hacer uso de la huelga de hambre como forma de presionar a las autoridades competentes y hagan cumplir sus demandas. Hoy, martes 11 de junio, ya van por el noveno día de ayuno.
Ana Cuevas, trabajadora de limpieza, miembro del comité de huelga y una de las mujeres que han iniciado esta huelga de hambre, nos cuenta de primera mano cómo lo están viviendo, y profundizamos en los motivos que les llevaron a tomar esta arriesgada, pero valiente, decisión, que tiene en vilo a sus familias y a una gran masa de la opinión pública aragonesa.