El domingo 30 de junio, a las 5 de la mañana, en el centro de Munich (Plaza Rindermarkt), sin previo aviso, la policía entró con fuerza brutal en el campamento improvisado donde alrededor de 50 personas refugiadas protestaban pacíficamente con una huelga de hambre y sed.
Esta fue la decisión final del estado bávaro: la violencia ante una protesta pacífica de personas que llevaban 6 días sin comer ni beber; seres humanos que, lo único que pedían de esta forma tan extrema, era su dignidad, ser considerados ciudadanos.
Es difícil hasta imaginarnos que dolor y que desesperación han vivido estas personas en sus países y luego en Alemania, para estar dispuestas a acabar de esta forma.
Lo que ellos y ellas reivindicaban era que sean aceptados como refugiados políticos, pero más allá de esto la situación es mucho más compleja.
El portavoz de los refugiados en huelga de hambre y sed, Ashkan Khorasani, nos cuenta en la entrevista que las protestas empezaron hace 15 meses, después del suicidio de un ciudadano iraní en Wϋrzburg, en enero de 2012. Tres meses después, en marzo del mismo año, varios solicitantes de asilo se declararon en huelga de hambre, que acabó, después de 19 días, con promesas por parte del Gobierno alemán que nunca se cumplieron; siguieron protestas en varias ciudades; más tarde organizaron todos juntos en octubre, una marcha pacífica de 600 km, de Wϋrzburg a Berlin, que duró 28 días. Empezaron 12 solicitantes de asilo y llegaron a la capital alemana 86 personas de 7 ciudades distintas. Allí, después de 9 días en huelga de hambre, bajo la presión policial y en muy malas condiciones, otra vez las falsas promesas del Gobierno alemán logaron parar la movilización.
En los últimos dos meses las protestas se concentraron en Baviera, la región de Alemania donde peor se vive, en condiciones inhumanas, dentro de los centros de refugiados. Renate Ackermann, representante del partido Los Verdes (Die Grϋnen) en la región de Baviera, portavoz de políticas migratorias y asilo, confirma que “En ninguna parte en Alemania, son tan mal tratadas las personas en búsqueda de ayuda” (Bayern.Welt am Sonntag).
Después de varias concentraciones, visitas y diálogos en muchos centros de refugiados en toda Baviera (http://www.fluechtlingsrat-bayern.de/fluechtlingslager-abschaffen.html ), el sábado 22 de junio tuvo lugar una gran protesta en Munich que acabó en la huelga de hambre de 60 solicitantes de asilo. El martes 25 de junio, después de un ultimátum de tres días al gobierno alemán, alrededor de 50 personas se declararon en huelga de hambre y sed.
Aunque la petición principal era que se les reconociera el asilo político, y estaban dispuestos a sacrificar su vida por ello, detrás hay una profunda y desesperada lucha pacífica por todos los medios, además de las experiencias anteriores de engaño y promesas falsas por parte del Gobierno alemán. Lamentablemente, una vez más, la única respuesta que supo hacer el Gobierno bávaro fue a través de la violencia, la ignorancia y la mentira. Son las políticas de implementar el miedo y de manipular a los ciudadanos con los mismos discos rayados de siempre: nos van a invadir el país, ¿qué hacemos con tantos migrantes y refugiados?, no nos dejaremos intimidar, vienen para aprovecharse de la ayuda social…
Christian Ude (SPD), el alcalde de Munich, declaraba que “La huelga de hambre es un signo de la desesperación (…), pero no se pueden imponer las leyes a un Gobierno” (Bayern. Welt am Sonntag). Esta fue la frase usada por los políticos implicados en las “falsas negociaciones” para manipular y quitar importancia al asunto. En realidad esta vez no se trata ni siguiera de algún tipo de negociación, ya que los dos ex políticos, Hans-Jochen Vogel y Alois Glϋck,[ lo único que llevaron al encuentro con el representante de los refugiados, el sábado 29 de junio, fue la propuesta de parar la huelga, sin ninguna oferta para negociar. (www.refugeetentaction.net)
El fundador y presidente de la organización “Pro Asyl”, Gϋnter Burkhardt, afirma “Nosotros no aceptamos que el gobierno reaccione tan duro, sin ni siquiera reflexionar sobre su responsabilidad ” (Deutschlandradio Kultur).
A las 5 de la mañana, el domingo 30 de junio, la policía, sin previo aviso, entró con toda la violencia y agresividad en el campamento. En la página web del movimiento de los refugiados (www.refugeetentaction.net)y como se observa en los siguientes videos, la brutalidad se ejerce por un lado hacia los 44 refugiados que desde hace casi 6 días no comieron ni bebieron, personas en situación de extrema debilidad física, muchos de ellos inconscientes; empujan al suelo a una mujer embarazada con su hijo de 15 meses en los brazos; los heridos no fueron atendidos por un servicio médico; posteriormente, algunos llegaron al hospital y otros fueron conducidos a la comisaria con esposas, sin ofrecerles absolutamente ninguna atención sanitaria; todos fueron agredidos brutalmente por la policía.
Por otro lado, la misma agresividad se dirigió contra el grupo de jóvenes que apoyaban y protegían durante toda la semana la zona donde estaban los refugiados en huelga de hambre y sed; estos jóvenes les protegieron de los ataques racistas de grupos de neonazis o de algunos peatones. Mientras la policía arrestaba de manera muy brutal a algunos jóvenes que no oponían ninguna resistencia, entre gritos desesperados se oía: “Ya basta de hacernos daño, no veis cuantos sois, no se necesita hacernos tanto daño.”, “¡Parad por favor la violencia, somos pacíficos!”
Alina Camelia Stroiu