Hoy hablamos de Adicción al Sexo – Tráfico bajo la lluvia – confrontación de la enfermedad – la mirada en medicina estética y la pornografía en el cómic.

 

La Doctora Sonia Aguado especialista estética nos habla sobre la mirada.

La mirada es la parte de nuestro rostro que mejor puede mejorar nuestro estado de ánimo y dicen que es la mejor forma de descubrir si alguien está o no enamorado y ¿acaso no es este motivo suficiente como para mantenerla siempre brillante?

Elimina las bolsas de tus ojos

Si tienes siempre cara de estar agotado o agotada y no sabe por qué, has llegado al sitio adecuado porque sabemos el motivo de este problema: ¡las bolsas que se acumulan en tu contorno ocular!

Los pequeños cúmulos de grasa que se han perfilado en tu rostro hacen que tu expresión sea siempre de cansancio, puesto que hace que los ojos luzcan más pequeños y caídos. No es cuestión de tus ojeras, la clave está en estas malditas bolsas pero por fortuna ¡se pueden eliminar! Así que no es tiempo para la desesperación.

La blefaroplastia es la intervención destinada a rejuvenecer tu mirada mediante el borrado de esos cúmulos grasos con una sencilla operación de carácter ambulatorio. Pese a que requiere pasar por quirófano el proceso es muy sencillo y permite a los pacientes volver a casa en el propio día de la operación, además de seguir una recuperación que no intercede en absoluto en su rutina diaria.

Lo que permite este proceso es obtener una mirada más abierta y luminosa y además de rejuvenecer nuestra mirada, ampliar nuestro campo de visión por lo que también se recomienda cuando este problema está empezando a provocar problemas de visión.

Este tratamiento está especialmente indicado para pacientes de más de 35 años, aunque se puede aplicar en personas de menor edad si el paso de los años ya se empieza a acusar en el contorno de sus ojos.

La principal ventaja es que en menos de una hora, podrás lucir una mirada completamente renovada y por fin podrás dejar de mirarte al espejo y ver un rostro cansado y apagado.

Adiós a las patas de gallo

¡Dichosas patas de gallo! Cuando empezamos a verlas en nuestro rostro empieza el drama y parece que es la primera señal de que ¡nos estamos haciendo mayores! Aunque las arrugas siempre se relacionan con la sabiduría que te da el paso de los años, nuestro lado presumido nos grita desde nuestro interior y nos dice que un espíritu joven y una apariencia que le acompañe también puede albergar mucho, mucho conocimiento.

Las patas de gallo se forman por la tensión que se produce en la zona ocular. Bien sea a causa de problemas de vista que nos obligan a entrecerrar los ojos, bien por una vida llena de sonrisas que provoca que contraigamos mucho los músculos de la cara -¡bendita causa de aparición no obstante!- las patas de gallo siempre nos traen quebraderos de cabeza puesto que además suelen ser las primeras arrugas que aparecen en nuestro rostro.

Para eliminarlas por completo de nuestra tez, existe una rápida y sencilla solución: ¡el bótox! En una sola sesión de menos de media hora de duración, un médico estético puede hacer que tus ojos dejen de hacer ‘kikiriki’ todas las mañanas. Un simple pinchacito es la solución para ese complejillo que te persigue y aunque hay que renovar el tratamiento pasados unos 9 meses, os aseguramos que merece la pena.

Hasta siempre ojeras

Y llegamos al adalid de los problemas estéticos con nuestros ojos: ¡las ojeras! Eso que aparece en nuestro rostro al amanecer y nos hace parecer un animalillo nocturno desvelado o un vampiro en busca de una sombra para no desvanecerse.

Las ojeras son una de nuestras principales preocupaciones y aunque los osos panda nos parecen monísimos, que se aparezcan en nuestro rostro cada mañana no es plato de buen gusto.

Por suerte, también existe un tratamiento para solucionar este problema y ¡sorpresa! No requiere cirugía, así que una excusa menos para no practicártelo. Este tratamiento para eliminar ojeras con ácido hialurónico  aunque te sorprenda, es una solución definitiva para tus problemas con las ojeras.

Este tratamiento consiste en redensificar la piel, haciendo además que se reactive la producción de colágeno, lo que se consigue con los principios activos del ácido hialurónico. Además, este tratamiento requiere de una sola sesión para hacerse efectivo y el resultado ideal se alcanza a los tres días después de su aplicación, cuando el rostro se asienta. Guarda en un cajón todos esos productos antiojeras que te compraste, porque con el ácido hialurónico no tendrás que volver a usarlos nunca más.

Después de conocer todos estos tratamientos seguro que ya sabes cuál es el más adecuado para ti y si aún no lo sabes seguro, acude a la consulta de tu médico estético puesto que nadie mejor que él te puede orientar.

Ahora solo tienes que decidirte y dar el paso, porque el secreto de la belleza, reside en una mirada radiante así que ¡mírate y deslúmbrate con tus propios ojos! O deslumbra a los demás y hazles preguntarse cómo has conseguido tener la mirada que todo el mundo quisiera tener.

 

La Psicóloga Marta Recio desde Ibiza nos habla sobre las personas que tienen Adicción al Sexo.

Un gran número de adictos sexuales dice que su uso malsano del sexo les ha resultado un proceso progresivo. Normalmente empieza con un apego a la masturbación, la pornografía (impresa o electrónica) o con una relación, pero al pasar el tiempo ha progresado para incluir conductas cada vez más peligrosas.

La esencia de toda dependencia es la total falta de control sobre una conducta compulsiva que lleva al adicto a una vida no manejable. La persona adicta no tiene control y siente vergüenza, dolor y odio hacia sí mismo. Puede que esa persona quiera parar, pero repetidas veces no logra hacerlo. La falta de capacidad para manejar su propia vida puede evidenciarse en las consecuencias que sufren los adictos: relaciones perdidas, dificultades en el trabajo, arrestos/detenciones, problemas económicos, pérdida de interés en asuntos no sexuales, falta de autoestima y un sentimiento de desesperación.

La preocupación por lo sexual le ocupa cantidades tremendas de energía. Las conductas que realizan van desde el “ligue”, la búsqueda de pornografía en la red o dar paseos por el parque en busca de relaciones sexuales esporádicas. Cuando uno “actúa” hay una negación total de emociones generalmente seguido por la desesperación y la vergüenza, o hay un sentimiento de confusión y una falta total de esperanza.

Signos de dependencia sexual

Definiremos la adicción al sexo como cualquier conducta sexual en la que el individuo experimenta:

  • Pérdida de control.
  • Síndrome de abstinencia.
  • Fuerte dependencia psicológica.
  • Pérdida de interés por otras actividades.

Otras características de la adicción al sexo son:

  • Un fuerte deseo con incapacidad para controlarlo.
  • Preocupación frecuente por la sexualidad.
  • Se tienen más conductas sexuales de las que se desean.
  • Gran parte del tiempo dedicado a la búsqueda de actividad sexual.
  • Inquietud o irritabilidad si no se puede realizar la conducta.
  • Distorsiones cognitivas: “Nadie me amará como soy”, “Mis necesidades nunca serán satisfechas si tengo que depender de los demás”, “El sexo es mi necesidad más importante”, “Soy una persona mala e indigna”, “Siempre estaré sola o me sentiré sola”, “Mi cuerpo es vergonzoso, defectuoso o repulsivo”.

Adicciones paralelas a la dependencia sexual

Dentro de la adicción al sexo tendremos que contemplar otras dos adicciones que van muy relacionadas, y que presentan las siguientes características diferenciales:

Adicción al teléfono erótico

  • Gran disponibilidad ambiental.
  • Total intimidad para realizar la conducta.
  • Refuerzo inmediato.
  • Percepción de control.
  • Fuerte tensión emocional y activación psicofisiológica.

Adicción al cibersexo (relaciones sexuales a través de internet)

  • Privación de sueño.
  • Abandono de obligaciones y aficiones.
  • Reproches debido al uso de la red.
  • Pensamientos constantes en Internet.
  • Incapacidad de control por uno mismo.
  • Agitación psicomotriz.
  • Ansiedad.
  • Pensamientos obsesivos.
  • Fantasías o sueños.
  • Tics de teclear.

Factores de predisposición a la adicción sexual

Entre los factores de predisposición a la adicción al sexo destacan:

  • Estado de ánimo disfórico.
  • Intolerancia a los estímulos displacenteros.
  • Impulsividad.
  • Búsqueda de estimulación.

¿Por qué alguien se convierte en un adicto al sexo?

Existen dos hipótesis que explicarían por qué las personas se convierten en adictos sexuales:

A. Hipótesis biológica:

El adicto al sexo condiciona su cuerpo a recibir ciertas descargas de neurotransmisores (dopaminaserotonina y noradrenalina), a través del proceso de reforzar conductas o fantasías sexuales con el orgasmo, lo cual hace que éstos se liberen en el cerebro provocando placer y euforia.

B.   Hipótesis psicológica:

Personas con baja autoestima que busca en el sexo un escape a una situación personal, social y emocional que no les gusta; son muy comunes estas conductas cuando la persona ha sufrido abusos sexuales.

¿Qué diferencia hay entre una persona con un fuerte impulso sexual y uno que tenga adicción sexual?

La diferencia sería la necesidad. Una persona con fuerte impulso sexual se siente plenamente atraído hacia el sexo, pero si por algún motivo no puede practicarlo no busca la satisfacción a cualquier precio de modo descontrolado, sino que tiene un mayor grado de autocontrol.

¿Puede convertirse alguien en un adicto a la masturbación?

Sí. Siempre sería la primera conducta que se condiciona en una adicción al sexo, y la primera que se convierte en un hábito descontrolado.

¿Qué rol juega la pornografía en la adicción sexual?

La pornografía combinada con la masturbación se constituye en una de las piedras angulares de la disfunción. La pornografía con fantasías crea un mundo irreal que el adicto visita y hace que muchas veces no tenga relaciones con una persona real.

¿Puede alguien ser un adicto sexual y no tener relaciones sexuales con su pareja?

Sí. Algunos psicólogos denominan a esto anorexia sexual. En esta etapa de adicción sexual el adicto prefiere estar inmerso en su propio mundo de fantasías sexuales, que tener relaciones con su pareja.

 

Tratamiento de la adicción al sexo

En el tratamiento de cualquier tipo de adicción se proponen unas fases que constan de las siguientes etapas: evaluación, tratamiento y seguimiento.

A su vez, dentro del tratamiento, se distinguen seis fases: desintoxicación o mantenimiento; deshabituación psicológica o consecución de la abstinencia de la sustancia o dejar de hacer la conducta; normalización, cambio de estilo de vida anterior y búsqueda de nuevas metas alternativas a la adicción; prevención de recaídas; programa de mantenimiento o programa de apoyo a corto, medio y largo plazo; y, cuando sea necesario, programas de reducción de daños.

El Doctor Darío Fernández nos habla hoy sobre la aceptación de las enfermedades crónicas

Las cinco fases para la aceptación de una enfermedad crónica.

Este proceso de afrontamiento es similar al del duelo cuando perdemos a un ser querido, porque la enfermedad crónica provoca la pérdida de nuestra tan codiciada salud. La Dra. Elisabeth Kubler-Ross ha identificado las cinco etapas de ajuste a medida que aprendemos a aceptar una enfermedad crónica:

La Primera etapa es la Negación:

Las personas no estamos preparados para enfrentarnos a la pérdida de la salud, de manera que negamos la enfermedad, esa será nuestra primera reacción de defensa ante la noticia de que padecemos tal enfermedad crónica. La negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e impresionante; y es una forma de defendernos mentalmente ante esa mala noticia.

Esa negación nos originará pensamientos como que el médico recibió un informe erróneo del laboratorio, podemos negar la gravedad de la enfermedad porque no vamos a permitir que eso nos inquiete. Esta negación puede tomar, peligrosamente, una forma de desafío. Afirmaciones como, “¡Voy a comer, a hacer ejercicio y a tomar o no mis medicamentos como me plazca!“

Aparecen nuestros miedos y temores porque tienes un diagnóstico, pero muy poca información sobre la enfermedad. Tu círculo familiar y de amigos probablemente saben muy poco o nada sobre la enfermedad y de cómo nos afecta.

En esta fase, a menudo te sientes muy solo. La mejor cosa que puedes hacer para ayudarte a pasar esta etapa, es aprender todo lo que podamos sobre la enfermedad y de cómo mejorar nuestra calidad de vida, estúdiala cuidadosamente. Deberemos de tener especial cuidado con la información que nos ofrece Internet, debemos de acudir a páginas que estén avaladas o certificadas por su calidad y siempre la confirmaremos con los profesionales sanitarios o con otros pacientes que han superado la enfermedad.

La Segunda etapa es la ira o el enfado:

En esta etapa reconocemos que la negación no puede continuar, porque la enfermedad es totalmente evidente. Aparecen sentimientos como la ira y todos los sentimientos asociados a la misma y esto provoca que no nos dejemos cuidar o si se dejamos que resulte más complicado. Y por nuestra mente aparecerán múltiples preguntas como: “¿Por qué a mi?”, “¡No es justo!”, “¿Cómo me puede estar pasando esto a mi?”. Y diferentes muestras enfadado con Dios por permitir que esto nos suceda. Nos enfadaremos con los médicos y/o con el resto de profesionales sanitarios por no realizar el diagnostico más precoz y por no ayudarnos más de lo que lo están haciendo. También nos enfadaremos con nuestra familia, amigos y compañeros de trabajo por no comprender y entender por todo lo que estamos pasando.

Tenemos que saber que concentrándonos en nuestro enfado solamente aumentará nuestro estrés (y así nuestro dolor) y facilitará de que nos aislemos y nos alejemos aún más de las personas a las que más necesitamos a nuestro lado. La manera más productiva de manejar el enfado, es canalizarlo y concentrar nuestra mente en buscar el plan de tratamiento más adecuado para ti para mejorar nuestra salud y calidad de vida.

La Tercera etapa es la Negociación:

En esta etapa alcanzaremos el un último intento de llegar a un compromiso con la propia realidad de la enfermedad crónica. Y empezaremos a pensar: “Si como demasiado sólo los fines de semana, no será tan malo.”, “Si practico más la caridad, no sufriré otro ataque cardiaco.” …

Intentaremos llegar a acuerdos con nosotros mismos y con los demás para mejorar nuestra salud y calidad de vida.

Lo más importante en esta fase es comprender que la enfermedad crónica no es un castigo por algo que hiciste mal. Es una de las muchas enfermedades que simplemente forman parte de la vida.

La cuarta etapa es la Depresión

El problema de salud que causa la enfermedad realmente nos impacta a diferentes niveles como el físico, el psíquico y el social.

Aparecen sentimientos de no servimos para nada porque no podemos hacer muchas de las cosas que hacíamos anteriormente. Tendremos mucho miedo a las vivencias e incapacidad que pueda generar la enfermedad crónica y de todo lo que nos va a traer la enfermedad a nuestras vidas.

En esta fase lloraremos, sentiremos pena por nosotros mismos y generalmente renunciaremos a hacer muchas cosas porque no encontramos alegría en nada. La pena nos puede conducir a la depresión y a la desesperación. Nos damos cuenta de que nuestra forma de vida ha cambiado o está cambiando de una manera drástica. Quizás ya no somos capaces de hacer todas las cosas con la que siempre hemos disfrutado. Nuestro futuro que antes nos parecía tan esperanzador ahora parece una gran espacio blanco con un gigantesco punto de interrogación en el medio. Es perfectamente normal sentirnos deprimido por estos cambios y nos preguntaremos cómo seremos capaces de vivir el resto de tu vida con esa enfermedad.

La primer cosa que tenemos que recordar es que tendremos algunos buenos días y algunos malos días. Cuanto más aprendamos sobre como manejar nuestra enfermedad, que actividades desencadenan una crisis y que tipo de tratamiento nos ayuda más, podremos aumentar el número de días en el que nos encontraremos mejor.

Nuestra vida quizás no es tan buena como la que habíamos esperado, pero sí puede ser mejor a la que nos encontramos tras la enfermedad. Cuando todo está dicho y hecho, efectivamente puede que sea mejor de la que habías imaginado.

La Quinta etapa es la Aceptación 

Habiendo pasado por las cuatro etapas anteriores, ahora la enfermedad se acepta como parte más de nuestra vida, una realidad con la que debemos de vivir porque no existe otra vía de escape. Con los primeros rayos de luz irán apareciendo los colores del arco iris emocional y el descubrimiento de capacidades que se encontraban latentes.

Debemos de reconocer que nuestra mejor oportunidad de felicidad futura radica en la comprensión de nuestra enfermedad y de nuestro compromiso de vivir con la enfermedad sin poner más limitaciones de las que nos origina.

La aceptación no es resignación. Es comprender que nuestra vida será distinta a la que teníamos, pero que esa diferencia puede ser mejor, que podemos aceptar el dolor sin que sea nuestro dolor y comprender que nuestra vida todavía puede tener un fin positivo y productivo a pesar de que nuestra energía y capacidades físicas están limitadas. La vida es un regalo y todos lo seres vivos estamos invitados a ser protagonistas del proceso que se da entre el nacer y el morir.

Debemos de gastar nuestro tiempo y energía limitada en lo que lo más importante para nosotros. Así veremos que nuestra vida nos dará más satisfacciones y estará más llena de propósitos que lo que jamás nos habíamos imaginado.

No hay límites de tiempo estipulados para superar todas las etapas de afrontar la enfermedad desde que llegó a nuestras vidas. Este tiempo es diferente en cada persona, en ese recorrido las emociones que nos provoca la enfermedad estarán a flor de piel en cada una de las fases del proceso de afrontar la enfermedad. Tenemos que saber que aunque el tratamiento nos vaya bien, es normal estar triste o preocupado de vez en cuando, cuando los síntomas se incrementan o se nos presente una crisis. Pero si reconocemos esas emociones y las aceptamos como tal cuando se manifiestan, sin duda estamos encaminados al objetivo personal de afrontar la enfermedad, que es el primer paso para lograr recuperar gran parte de la calidad de vida perdida.

En los momentos que nos sentimos que no podemos sobrellevar etapas de tristezas o frustraciones, tenemos que pensar en todas las personas que padecen nuestra enfermedad, con las cuales estamos en contacto y pedirles ayuda para superarlos, que sin duda llegarán las repuestas que estamos esperando y el aliento para salir adelante. Tender nuestra mano a quienes necesitan ayuda nos hace descubrir que aliviamos la sensación de pérdida que sentimos, y nos ayuda con nuestros propios problemas, encontrándolos más fáciles de afrontar. Esta idea de capacidad de superación, de encajar de forma adecuada un diagnóstico o una falta de posibilidad de curación, es algo que nos humaniza y nos hace más humanos.

En nuestros consejos sobre tráfico hoy conducción bajo la lluvia

Terminamos hablando de seguridad vial. La conducción en lluvia.

Según diversos estudios el riesgo de sufrir un accidente cuando llueve es un 70% superior, al reducirse la visibilidad y la adherencia del asfalto. Hay tres grandes grupos de factores que explican cómo la lluvia afecta a la visibilidad en la conducción. En primer lugar, cuando llueve hay menos luz ambiental y las gotas de agua en el aire reducen la visibilidad horizontal, definida como la distancia máxima a la que un observador puede distinguir un objeto.

En segundo lugar, la lluvia modifica drásticamente el entorno visual de los conductores, especialmente de noche. Filtra parte de la luz de los faros y reduce las zonas iluminadas; cambia la luz que se refleja sobre la carretera (el asfalto se ve más oscuro), reduce las propiedades reflectantes de la pintura de las marcas viales, disminuye el contraste entre los objetos y su fondo, y cambia la percepción visual de ciertas superficies.

Parabrisas

Pero el efecto más peligroso de la lluvia es que afecta la capacidad del conductor para ver a través del parabrisas. Según el estudio de Andrey y Knaper  “la visibilidad reducida bajo condiciones de lluvia se debe principalmente a la perturbación visual en el parabrisas, más que al efecto atmosférico en sí. Las gotas de agua en el parabrisas distorsionan la luz y reducen el rendimiento visual del conductor. Incluso con los limpiaparabrisas en funcionamiento, la falta de uniformidad de la capa de agua sobre el cristal explica la mayor parte de la reducción de la visibilidad. Este efecto se multiplica si el parabrisas sufre desperfectos (impactos, grietas, arañazos…) y si también se ha manchado con el barro y grasa que suele haber en la carretera”. Todo ello aumenta la carga mental del conductor y hace que dirija la mirada a puntos más cercanos de la carretera, lo que produce una menor capacidad de anticipación a las situaciones de la conducción.

10 consejos para evitar accidentes

LIMPIO.- Mantener el parabrisas en buen estado, sin daños y limpio. Según un estudio de FESVIAL, 6 de cada 10 conductores no comprueba que su parabrisas permita una buena visión.

ESCOBILLAS.- Tener en perfecto estado las escobillas de los limpiaparabrisas. Según ese mismo estudio, el 75% de los conductores españoles reconoce haber conducido con las escobillas en mal estado y más de un 70% no las sustituye con la frecuencia recomendada.

REPELENTE. En el mercado existen tratameintos repelentes de lluvia para aplicar en el parabrisas. Hacen que las gotas de agua apenas toquen la superficie del cristal, formando “perlas” que ruedan rápidamente. Diversos estudios indican que los tratamientos hidrofóbicos mejoran la agudeza visual y que son particularmente beneficiosos de noche.

EMPAÑAR.- Cuando llueve, los cristales tienden a empañarse más rápido. Un cristal sucio por dentro hace que se empañe con más facilidad y que sea más difícil de desempañar. Esto también es importante en las ventanillas laterales, que nos permiten ver a través de los retrovisores exteriores. Lo más eficaz es poner la ventilación en su función específica (la que dirige el aire hacia el parabrisas), con al aire acondicionado y la recirculación, además de la calefacción.

LUCES.- Encender las luces de carretera para ver y ser vistos, no las largas, pues su reflejo reduce la visibilidad. En condiciones extremas, activar los antiniebla traseros y apagarlos cuando el tiempo mejore.

ASFALTO.- “Leer” el asfalto para buscar charcos o regueros que puedan causar un acuaplaning, y también para detectar su agarre: un asfalto claro que refleja como el cristal tiene menos agarre que uno oscuro que no reflecta la luz.

DISTANCIA- Aumentar la distancia de seguridad. Esto os dará más tiempo de reacción ante imprevistos y reducirá el agua en suspensión que levanta el vehículo que llevamos por delante.

EN ALERTA.- Fijarnos en las luces de los coches que nos preceden, pues nos ayudan a saber por dónde va el camino y si hay imprevistos que les obligan a frenar.

PARAR.- Si la visibilidad se reduce hasta imposibilitar la conducción, parar en un lugar seguro para no ser embestidos por otro vehículo. Hasta encontrar ese lugar, avanzar alternando la vista al frente con miradas más cercanas a izquierda y derecha buscando las líneas de la carretera.

ADELANTAR.- Estar atentos a los vehículos que nos rodean, sobre todo, camiones y autobuses, pues pueden levantar grandes cantidades de agua al pasar sobre charcos. Mirar bien hacia delante antes de adelantar o cruzarnos con ellos, para saber lo que va a pasar durante esos segundos en los que se pierde la visión. Si recibimos una de estas grandes salpicaduras por sorpresa (sobre todo, cuando vienen del sentido contrario de una autovía o autopista) no perder la calma por el impacto, ni por quedarnos “a ciegas”: hay que mantener la trayectoria y no dar frenazos bruscos