En nuestro programa aprovechamos que los niños están de vacaciones, para hablar con ellos sobre como poder decir NO.
Es muy importante saber cómo poder relacionarnos en el grupo, con los amigos con igualdad, con responsabilidad y sabiendo por medio de técnicas de habilidades sociales.
Cuando el líder del grupo o el propio grupo nos presionan para que hagamos algo que no nos gusta podemos utilizar una serie de técnicas, que nos permiten superar esta presión. La técnica del “disco rayado”, en el que contestamos en varias ocasiones “NO, PORQUE NO”.
Pon nombre a lo que te piden “eso es drogarse, eso es robar,…”, de esta forma otras personas tendrán en cuenta las consecuencias.
Da alternativas y propuestas. No quiero ir a ver esa película, pero podemos ir a ver otra.
La obediencia pronta consiste en hacer las cosas que nos piden los padres lo antes posible. De esta forma podemos terminar la tarea y volver a nuestra afición o necesidades.
Los deberes durante el verano. Sirven para que el niño interiorice lo que ha aprendido en clase, para organizarse el tiempo, para no desconectar de los estudios.
No deberían de ser más de una hora diaria, durante las vacaciones. Tienen que ser personalizados, cada niño necesita superar una serie de conocimientos y dedicar más tiempo a unas tareas que a otras.
Nunca se deben hacer los deberes de los niños.
Cuando veamos que existe un error, pedir que lo revisen. Si no lo cambian que lleven el ejercicio mal y sea el profesorado quien se lo corrija.
El siguiente tema es el de la alimentación de cara al verano. Las enfermedades de transmisión alimentaria son las que se producen por la contaminación de los mismos antes o durante su manipulación.
Todas conocemos casos de gastroenteritis en verano, por comer alimentos en mal estado, por el consumo de agua no tratada o por la ingesta de alimentos elaborados y mal conservados.
Para contaminarse un alimento puede ser por diferentes vías. Las bacterias son las más frecuentes. La OMC recomienda para evitar la contaminación de los alimentos estas reglas:
1-Utilizar alimentos tratados o manipulados higiénicamente. Mientras que algunos alimentos son mejores en su estado natural (frutas y hortalizas), otros necesitan algún tipo de tratamiento higienizante o conservación especial para ser seguros (Por ejemplo, la leche, que debe estar higienizada (pasterizada, esterilizada, UHT); las carnes y pescados, que deben someterse a tratamientos de conservación por el frío; el huevo utilizado en la confección de alimentos que, si no sufren un tratamiento térmico tal que se alcancen en todos sus puntos una temperatura de al menos 75º C, debe sustituirse por ovoproducto pasterizado, etc.)
2-Cocinar bien los alimentos. Los alimentos crudos suelen venir contaminados con microorganismos, en algunas ocasiones patógenos. No obstante podemos destruirlos si cocinamos los alimentos de tal manera que en todos sus puntos se alcance una temperatura igual o superior a 65º C.
3-Consumir inmediatamente los alimentos cocinados. Cuánto más tiempo se tarde en consumir los alimentos tras el cocinado mayores posibilidades habrá de que vuelvan a contaminarse con microorganismos. Además, si se mantienen los alimentos a temperatura ambiente las formas de resistencia de las bacterias que pueden haber sobrevivido al cocinado pueden germinar, dar lugar a nuevas bacterias y estas multiplicarse hasta alcanzar niveles peligrosos.
4-Guardar adecuadamente los alimentos cocinados. Si los alimentos cocinados no se van a consumir de inmediato una vez finalizada su elaboración, deben mantenerse en caliente mediante sistemas que garanticen que en todos los puntos se alcanzan temperaturas iguales o superiores a 65º C, o enfriarse inmediatamente consiguiendo una temperatura en el centro del alimento de 8º C en menos de 2 horas.
5-Recalentar suficientemente los alimentos cocinados. Las comidas conservadas en frío que necesiten recalentarse, se someterán a esta operación debiendo alcanzar en menos de 1 hora una temperatura de al menos 65-70º C en todas sus partes. El recalentamiento, aparte de ser intenso, debe ser realizado lo más próximo posibleal momento del servicio. Esta medida es la más eficaz para destruir los microorganismos que pudieran haberse multiplicado durante la fase de almacenamiento.
6-Evitar el contacto entre los alimentos crudos y cocinados. Un alimento cocinado puede volverse a contaminar con microorganismos presentes en los alimentos crudos. Este tipo de contaminación, que se conoce con el nombre de “contaminación cruzada”, puede ser directa, debida a contactos entre ambos grupos de alimentos, o indirecta, si los alimentos cocinados son manipulados con los mismos utensilios utilizados para los crudos sin haberse limpiado y desinfectado convenientemente.
7-Lavarse las manos con frecuencia. A través de las manos es como los que manipulamos alimentos realizamos nuestro trabajo mayoritariamente. Por eso es imprescindible lavarse las manos antes de empezar a cocinar, después de haber manipulado alimentos crudos, después de haber hecho uso del retrete, tras haber manipulado basuras y cuantas veces sea necesario. 8-Limpiar y desinfectar las superficies, equipos y utensilios de trabajo. Las superficies de las mesas de trabajo, equipos y utensilios utilizados para manipular alimentos crudos se impregnan de gran cantidad de microorganismos. Por lo tanto es imprescindible proceder a su limpieza y desinfección de manera sistemática y programada.
9-Mantener los alimentos fuera del alcance de insectos, roedores y demás animales indeseables. Los insectos, roedores y los animales domésticos suelen ser portadores de microorganismos que si se transmiten a los alimentos pueden convertirlos en peligrosos para la salud. Por lo tanto deben tomarse las medidas apropiadas para evitar su presencia o para eliminarlos en los casos que sea necesario. 10-Utilizar agua potable.
El agua utilizada tanto para beber como para preparar alimentos, así como la de limpiar y desinfectar, debe ser necesariamente potable.