El 10 de septiembre se celebró el Día Internacional para la prevención del suicidio. Es el tema invisible, el no mencionado y tiene un estigma social, que hace que no se trate públicamente.
El suicidio es la solución cuando NO se encuentra otra solución, pero esto puede cambiar si se saben ver los síntomas y avisos, que se suelen dar. Es una responsabilidad de toda la sociedad. Nuestros profesionales de la Salud nos dan información y consejos para actuar ante este problema tanto en la prevención como si se ha producido ya.
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Según datos de la ONU:
Cada año se suicidan casi un millón de personas, lo que supone una tasa de mortalidad «global» de 16 por 100 000, o una muerte cada 40 segundos. En España los últimos datos son de 3500 muertes de las cuales 900 fueron mujeres y la tasa de edad está bajando.
Se estima que a nivel mundial el suicidio supuso el 1,8% de la carga global de morbilidad en 1998, y que en 2020 representará el 2,4% en los países con economías de mercado y en los antiguos países socialistas.
Aunque tradicionalmente las mayores tasas de suicidio se han registrado entre los varones de edad avanzada, las tasas entre los jóvenes han ido en aumento hasta el punto de que ahora estos son el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países, tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo.
Los trastornos mentales (especialmente la depresión y los trastornos por consumo de alcohol) son un importante factor de riesgo de suicidio en Europa y América del Norte; en los países asiáticos, sin embargo, tiene especial importancia la conducta impulsiva. El suicidio es un problema complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales.
Intervenciones eficaces
Las estrategias que contemplan la restricción del acceso a métodos comunes de suicidio, por ejemplo armas de fuego y sustancias tóxicas como plaguicidas, han demostrado ser eficaces para reducir las tasas de suicidio, no obstante lo cual se deben adoptar enfoques multisectoriales con muchos niveles de intervención y actividades.
Los datos disponibles demuestran de forma contundente que la prevención y el tratamiento adecuados de la depresión y del abuso de alcohol y de sustancias reducen las tasas de suicidio, al igual que el contacto de seguimiento con quienes han intentado suicidarse.
Desafíos y obstáculos
A nivel mundial, la prevención del suicidio es una necesidad que no se ha abordado de forma adecuada debido básicamente a la falta de sensibilización sobre la importancia de ese problema y al tabú que lo rodea e impide que se hable abiertamente de ello. De hecho, solo unos cuantos países han incluido la prevención del suicidio entre sus prioridades.
La fiabilidad de los sistemas de certificación y notificación de los suicidios requiere importantes mejoras.
Es evidente que la prevención del suicidio requiere también la intervención de sectores distintos del de la salud y exige un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la participación tanto del sector de la salud como de otros sectores, como por ejemplo los de la educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los medios de comunicación.