En demasiadas ocasiones nos los encontramos en las redes o en cualquier conversación, perpetuándose como si tuvieran vida propia, como si de un organismo muy bien adaptado se tratase. Van de persona a persona, saltando de cerebro en cerebro buscando la manera de mantenerse con vida y crecer en la inmensa maraña de nuestras convicciones. Y solamente tienen un freno, el pensamiento crítico.

Hablamos de los mitos. Creencias que se repiten muchas veces en los lugares más insospechados, en voz de supuestos expertos en la materia en muy diversas disciplinas que acaban cayendo en sus trampas. Nadie se libra de ellos en algunas ocasiones, incluso los que tratamos de defendernos de sus engaños e incluso salir ahí fuera a enfrentarnos a su gran aceptación.

Los vemos por todas partes, muchos son los que surgen sobre nuestra historia, la política o la vida social, pero hoy toca enfrentarnos a los mitos de la ciencia, un fuerte ejército que acecha ahí fuera entre comentarios de barra de bar, conversaciones de internet o libros de autoayuda.

Bienvenidas a una nueva batalla de El Abrazo del Oso que, tememos, no va a hacer más que empezar.