El programa empieza hablando de un héroe. Stan Lee, uno de los productores de Marvel nos ha dejado y hablamos de su vida. Porque los Superhéroes han traído la medicina y la ciencia al plano de la sociedad.
En muchos casos estos héroes tienen modificaciones genéticas que les proporcionan poderes. Los comic se adelantaron a su tiempo y hablaban de lo que estaría por llegar.
Nos visita la Doctora Silvia Belda, Pediatra de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital 1 de Octubre.
Nos habla sobre la jornada que están realizando sobre la gestión del duelo ante la muerte.
Están trabajando con los profesionales de la salud, para que aprendan a cuidar, acompañar y responder a la muerte. La muerte parece un fracaso del sistema sanitario, pero también afecta al personal sanitario.
En el Duelo existen una serie de fases, por las que se pasa.
El duelo es el proceso psicológico que se produce tras una pérdida, una ausencia, una muerte o un abandono. Es diferente para cada persona. Se pueden sufrir diferentes síntomas emocionales y físicos como: ansiedad, miedo, culpa, confusión, negación, depresión, tristeza, shock emocional, etc.
El dolor por la pérdida se puede experimentar no solo por la muerte, sino cada vez que en la vida tenemos una experiencia de interrupción definitiva de algo, de pérdida, de distancia que no podrá ser cubierta. La experiencia emocional de enfrentarse a la pérdida, es lo que llamamos elaboración del duelo, que nos conduce a la necesidad de adaptación a una nueva situación.
El duelo se trata de una herida y, por tanto, requiere de un tiempo para su cicatrización.
En general se habla de que en el proceso de duelo se distinguen varias fases, escalones que hay que superar, aunque ello no significa que en todos los casos aparezcan todos.
Negación:
“No puede ser verdad”, “cómo ha podido ser”, “no es justo”… Son frases que todos reconocemos haber utilizado alguna vez. La incredulidad es la primera reacción ante un golpe de la vida. La negación es un escalón inevitable que hay que atravesar y del que finalmente hay que salir para digerir la pérdida. Negar es una manera de decirle a la realidad que espere, que todavía no estamos preparados. El impacto de la noticia es tan fuerte que dejamos de escuchar, de entender, de pensar. Puede suceder que en un primer momento el bloqueo sea tan grande que no podamos ni sentir. La negación tiene el sentido de darnos una tregua. Hay quien niega la pérdida pero también hay quien aceptando precipitadamente la crudeza de la realidad lo que en realidad trata es de negar el dolor.
Enfado:
Lo primero que debemos de hacer con la rabia es reconocerla y aceptarla para poder sacarla fuera. La rabia tiene una razón de ser. Es pedir ayuda, nos impulsa a tomar otros caminos, cuando estamos en el fondo del agujero nos hace tomar impulso para salir a flote. Es un arma para la supervivencia. Toda la rabia que se queda dentro, que intentemos negar o esconder nos acabará machacando.
Negociación:
Es el momento en que fantaseamos con la idea de revertir la situación, se puede llegar a pactar con quien haga falta hasta incluso con Dios prometiendo lo que sea necesario. Se buscan formas de hacer que lo inevitable no sea posible. Pero esta etapa es breve porque estar pensando todo el día en soluciones es realmente agotador.
Miedo o depresión:
La persona siente tristeza, incertidumbre ante el futuro, vacío y un profundo dolor. La persona se siente agotada y cualquier tarea se vuelve complicada. “La vida es una mierda”, “no seré feliz nunca”, “no encontraré a nadie igual” o “ya no volverá “ es lo que suele repetirse cuando la persona se está enfrentando a su dolor. Pero a pesar de que pueda pensar que esto no acabará nunca y que va a durar para siempre, la realidad es que solo desde este punto podrá volver a reconstruirse.
Aceptación:
Es el último paso del duelo. Nunca es fácil aceptar que lo que se perdió se perdió y no hay vuelta atrás. Tenemos la alternativa de no aceptar pero una vez llegados aquí nos damos cuenta de que si no lo hacemos el precio a pagar es muy alto. Llegar a este punto requiere de un gran trabajo. Se trata de aceptar que las piedras que vamos encontrando en la vida también forman parte del camino.
Sentirse “uno más” es una manera de devolver el duelo a su lugar y trabajarlo como un aspecto más de la vida, de ese proceso en que reconocemos que también la pérdida forma parte de la vida, de la misma forma que perdemos juventud, relaciones, lugares, seres queridos…..
Gemma Abuin nos habla sobre el Optimismo Inteligente.
Ser optimista te ayuda a avanzar y a no quedarte estancado ante las dificultades, inseguridades o miedos, a salir de tu zona de confort, a ser valiente y decidido.
El optimismo te permite pensar con ilusión y esperanza, lo que hace que trabajes en el presente más convencido y con fuerza. Siendo optimista te centras en las soluciones y perseveras.
El optimista es, en realidad, una persona realista, pues tiene más en cuenta los aspectos negativos que los pesimistas los positivos. Ser optimista no es pasar de lo negativo.
Podemos ser felices a pesar de las circunstancias que nos rodean, pero para ello lo más importante es querer serlo y empezar a cultivar esa actitud. Estos consejos te ayudarán:
- Abre los ojos
Todos recordamos la famosa película homónima que retrataba una autoimagen distorsionada, así como una imagen subjetiva con respecto al entorno. Justamente esto es lo que quién practique el optimismo inteligente debe evitar: mantener sus ojos cerrados a la propia realidad y a lo que ocurre alrededor. Los prejuicios, el miedo y el acomodamiento son los peores enemigos del autoconocimiento.
- Alimenta la mente y el cuerpo
No se puede ser feliz a pesar de todo si pesa más la apatía, el carácter autodestructivo (rencor, nostalgia, culpa, melancolía…) y la desesperanza. No hay una fe mayor que la que procede de la fuerza de voluntad de alcanzar un objetivo. Si alimentas la mente y el cuerpo con nuevos objetivos, nunca dejarás de ser optimista.
- Cultiva los pequeños placeres
Directamente desde la película de Jean Pierre Jeunet y Marc Caro, Amelie, esta frase es la síntesis del optimismo inteligente. En ocasiones, estamos tan ocupados con llevar a cabo grandes empresas que nos olvidamos de ese día a día, de esos pequeños placeres cotidianos que realmente dan sentido a nuestra vida entera.
- Lucha
Frases como “yo ya lo he hecho”, “ya soy demasiado mayor” no sirven. La vida es luchar y, curiosamente, la misma batalla, querer crecer, aprender, crear y derribar muros son una garantía contra la enfermedad.¡Mientras estés vivo, siéntete vivo!
Nadie dijo que cambiar un hábito sea fácil, pero no es imposible. Sólo es cuestión de práctica y entrenamiento. Todo depende de tus ganas y de lo limitante que esté siendo tu discurso en tu vida.
Los motivos que te llevan a cambiar un hábito son personales, pero los beneficios son comunes.
Las personas que comienzan a hablarse de este modo se sienten capaces, con más fuerza, y se predisponen a las nuevas oportunidades con energía renovada.
Se centran en su presente, borrando experiencias pasadas que sólo tendrán ya en cuenta para mejorar, perfeccionarse y seguir intentando lo que se proponen.
La doctora Ana González Manerro Neuróloga nos habla sobre la Epilepsia.
Percibir sensaciones raras, como olores extraños, o desconectar del entorno, quedándose con la mirada fija unos segundos, sin habla ni responder y realizando movimientos muy sutiles con alguna parte del cuerpo. Son dos formas en las que se puede hacer presente una crisis epiléptica. Si bien la más común es aquella en la que el paciente de epilepsia sufre convulsiones (sacudidas involuntarias).
Lo que se debe hacer
- Conservar la calma, ya que una actuación precipitada puede ser peligrosa.
- Tratar de que la persona no se lesione durante la crisis epiléptica, quitando objetos peligrosos de alrededor (aristas de muebles, objetos punzantes, etc ) y colocando algo blando bajo su cabeza, para evitar que se golpee contra el suelo.
- Aflojar ropas alrededor del cuello, (corbatas, camisa, etc.).
- Se debe colocar de lado con cuidado, para facilitar la respiración
- Se debe colocar de lado con cuidado, para facilitar la respiración.
- Observar la duración de la crisis epiléptica. En la gran mayoría de las ocasiones este tipo de crisis epilépticas finaliza en dos o tres minutos, tras lo cual la persona se recupera gradualmente.
- Se debe esperar al lado de la persona hasta que la crisis epiléptica termine. Dejar que descanse hasta que se recupere y comprobar que vuelve poco a poco a la situación normal.
Lo que no se debe hacer
- No se debe tratar de inmovilizar a la persona por la fuerza durante la crisis epiléptica.
- No se debe introducir ningún objeto en la boca con el afán de que la lengua no vaya hacia atrás, dado que puede ser peligroso si traga este objeto y se queda alojado en las vías respiratorias, además de las posibles lesiones orales, al intentar introducirlo a la fuerza.
- No es necesaria la respiración boca a boca durante la crisis convulsiva, aunque se tenga la impresión de que la respiración queda bloqueada por la rigidez, salvo que la persona no vuelva a comenzar a respirar terminada la crisis convulsiva
- La administración de medicamentos durante la crisis epiléptica en otra forma que no sean pastillas, solamente se debe dar en caso de que la crisis se prolongue o bien por indicación del médico en situaciones clínicas concretas. Así mismo, una vez finalizada la crisis epiléptica no es útil la administración de medicación sedante.
Necesidad de atención médica urgente
La gran mayoría de las crisis epilépticas terminan de forma muy rápida y no es necesario trasladar a la persona con epilepsia conocida a un Servicio de Urgencias por la crisis epiléptica en sí. Se debe trasladar en las siguientes circunstancias:
- Si la crisis epiléptica dura más de 5 minutos.
- Si la crisis epiléptica se repite en corto espacio de tiempo.
- Si no recupera por completo la situación previa, tras un periodo de tiempo prudencial después de la crisis epiléptica.
- Si ha habido un traumatismo importante durante la crisis epiléptica.
- Si la persona que ha sufrido la crisis epiléptica está embarazada.
- Si se trata de una persona que no sea epiléptica. En este caso no se conoce la causa y puede tener una enfermedad aguda que requiera un diagnóstico y tratamiento urgente (por ejemplo, meningitis, trombosis cerebral, intoxicación, etc.).
El Doctor Pedro Mayoral Experto en Salud del Sueño nos habla sobre la importancia del diagnóstico sobre los trastornos del sueño.
Los 3 lugares sonde se identifica las patologías es en:
- El médico de familia.
- La farmacia.
- La sala de espera de los centros de salud.
El diagnóstico de los trastornos del sueño es bastante complejo, porque suelen ser trastornos con varias causas o con causas que pueden estar muy entremezcladas. Por lo tanto generalmente se aplican diferentes métodos de diagnóstico en los trastornos del sueño, para obtener una imagen más precisa de las molestias.
Al principio del diagnóstico de los trastornos del sueño se llevan diarios o cuestionarios del sueño. El afectado observa sus patrones del sueño y anota los eventos específicos y anomalías. Se puede pedir a alguien que estudie objetivamente los patrones de sueño de la persona en cuestión. Puntos importantes para los diarios del sueño y cuestionarios del sueño son por ejemplo:
- Eventos extraordinarios (sonambulismo observado por la pareja o bruxismo, por ejemplo).
- Situaciones especiales de la vida
- Percepción consciente de las fases del despertar
- Percepción subjetiva del sueño
- Conducta antes de acostarse y al levantarse
- Horario de acostarse y tiempos de sueño
Esta recopilación de datos permite que el paciente exprese sus molestias con palabras y proporcione al médico un resumen de los trastornos del sueño.
Para el diagnóstico de los trastornos del sueño, el doctor pregunta por el historial clínico (anamnesis) e intenta aclarar posibles enfermedades subyacentes.Esto no es posible sin más, porque una influencia de una enfermedad anterior no tiene por qué afectar necesariamente las condiciones actuales del sueño. Además, una enfermedad del sueño previa también puede ser desencadenante de trastornos del sueño. A menudo, se diagnostica temporalmente un insomnio orgánico que el médico posteriormente ajusta en la evolución de los trastornos del sueño. En el historial el doctor aclara además si el afectado toma medicamentos regularmente o tiene un alto consumo de cafeína, alcohol, nicotina o drogas.
La visión subjetiva de la fatiga del día se puede registrar mediante la escala de somnolencia Epworth (ESS). Con un resultado mayor de diez existe un trastorno patológico del sueño. La calidad objetiva del sueño se determina utilizando el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI).
La parte esencial del diagnóstico de trastornos del sueño es la llamada Polisomnografía (PSG). La polisomnografía incluye varias investigaciones que se realizan mientras el individuo pasa una noche en el laboratorio del sueño. Son exploraciones en el ámbito de la polisomnografía:
- Control de la respiración (por ejemplo, sueño o apnea)
- Electroencefalograma (EEG)
- Electrocardiograma (ECG, función cardíaca)
- Electromiografía (EMG, actividad muscular en las piernas y el mentón)
- Electroculograma (movimientos oculares)
- Postura del cuerpo
- Contenido de oxígeno en la sangre
Con la PSG se puede captar la estructura exacta del sueño de una persona. Así el médico del sueño (somnólogo) puede juzgar si hay trastorno del sueño, si la necesaria recuperación ya no es posible, o si hay un deterioro grave (por ejemplo, la apnea del sueño).
Las pruebas de EEG, análisis de sangre y las técnicas de imagen (como la Resonancia Magnética o la Tomografía Computarizada) pueden ayudar en el diagnóstico de los trastornos del sueño y proporcionar información más detallada sobre el tipo de trastorno del sueño.
Para aclarar los movimientos relacionados con trastornos del sueño, conseguir una idea del horario de sueño-vigilia y vigilar el tratamiento de los trastornos del sueño, a menudo se utiliza la llamada actigrafía. Aquí un sensor lee datos en la muñeca o el tobillo durante varios días. El análisis de los datos permite conclusiones sobre el ciclo sueño-vigilia, y proporciona información sobre la actividad de la pierna durante el sueño, los hábitos del sueño en general, episodios de somnolencia diurna y posible éxito del tratamiento.
Un estudio realizado en un laboratorio del sueño puede ayudar a determinar la causa del insomnio y simplificar el diagnóstico. En el laboratorio del sueño también se puede supervisar el tratamiento de los trastornos del sueño. Los trastornos respiratorios del sueño pueden limitarse con mayor precisión.