En el programa de hoy empezamos paseando por las calles de Madrid. Visitamos diferentes estatuas hasta llegar a la de Valle-Inclán, en el paseo de Recoletos. En realidad se llamaba Ramón María Valle Peña y fué uno de los mejores escritores de teatro de España.
Seguimos nuestro programa yendo a Murcia con Teresa Galindo, que nos habla de la intoxicaciones con metales. Es más frecuente de lo que pensamos en profesiones como pintores, minero, la industria metalúrgica. En los recubrimientos de las paredes sobre todo en las casas viejas puede encontrarse metales como el plomo.
Precauciones.
Lavar las manos tras tocar materiales que puedan contener metales.
Limpiar el polvo de la casa.
Limpiar las suelas de los zapatos.
No coger tierra del suelo.
Dejar correr el agua de las cañerías en casas que no están habitadas.
Cuidar la alimentación.
Virginia Cantalapiedra recita unos poemas para animar la mañana.
Desde Alicante nos habla Consuelo Maciá de la alimentación saludable.
La Alimentación Consciente o Mindful Eating consiste en aplicar la atención plena o Mindfulness al comer, poniendo atención e intención a la experiencia de pensamientos, emociones, sensaciones físicas y conductas que tienen lugar antes, durante y después del acto de comer.
En nuestra historia de aprendizaje, incorporamos patrones disfuncionales de relación con la comida, otorgando al comer el poder de cubrir necesidades ajenas al hambre. Cualquiera puede identificar experiencias en las que haya comido por aburrimiento, por soledad, por insistencia del entorno, o, sencillamente, porque hay comida en el plato.
Los estilos de ingesta, que son disparadores de la conducta de comer y que no tienen relación con las señales interoceptivas de hambre y saciedad, están detrás de gran parte de las conductas relacionadas con el acto de comer. Hay tres estilos de ingesta: el restrictivo, relacionado con la mentalidad de dieta, de prohibición, de escasez y que es insostenible a medio y largo plazo, ya que la restricción de algunos tipos de alimentos suscita el deseo de consumirlos; el emocional, que consiste en tratar de gestionar las emociones a través de la ingesta de alimentos y, el comer externo, que se da cuando el deseo de comer se dispara por señales que están fuera de nosotros mismos, tales como la presencia de alimentos, olores, colores, etc.
Los estilos de ingesta no son un problema en sí mismos, la verdadera cuestión es la gran desatención y desconexión con las señales del propio cuerpo. La Alimentación Consciente propone un modelo desde el que la relación con la comida esté basada en la atención a las propias señales internas, equilibrando tres fuerzas fundamentales: la satisfacción, entendida como el placer y el bienestar, el cuidado, entendido como la atención a las propias necesidades físicas, psicológicas, emocionales y sociales, y la salud.
Para finalizar traemos un tema muy interesante. La Píldora para evitar la resaca.
¿Por qué se produce la resaca?
La resaca es un grupo de signos y síntomas desagradables que pueden presentarse después de tomar demasiado alcohol. Como si sentirse mal no fuera suficiente, las resacas frecuentes también están asociadas con un desempeño deficiente y conflictos en el trabajo.
Como regla general, cuanto más alcohol tomas, más probabilidades tienes de sufrir resaca el día siguiente. Sin embargo, no hay una fórmula mágica que indique cuánto alcohol se puede tomar de manera segura y, aun así, evitar la resaca.
Si bien son desagradables, la mayoría de los casos de resaca desaparecen solos, aunque pueden durar hasta 24 horas. En el caso de que elijas tomar alcohol, hacerlo de manera responsable puede ayudarte a evitar futuras resacas.
Los síntomas de la resaca, habitualmente, comienzan cuando el alcohol en sangre baja de manera importante hasta alcanzar, o casi alcanzar, cero grados. Por lo general, su efecto es máximo la mañana siguiente después de una noche de haber bebido mucho. Según qué bebida y cuánta cantidad hayas tomado, podrías tener los siguientes síntomas:
- Fatiga y debilidad
- Sed excesiva y sequedad de boca
- Dolores musculares y dolores de cabeza
- Náuseas, vómitos y dolor estomacal
- Menos horas de sueño o sueño de mala calidad
- Aumento de la sensibilidad a la luz y al sonido
- Mareos o sensación de que la habitación gira
- Temblores
- Menor capacidad para concentrarte
- Alteraciones del estado de ánimo, como depresión, ansiedad e irritabilidad
- Latidos del corazón rápidos
Las resacas son provocadas por beber demasiado alcohol. Para algunas personas, un solo trago con alcohol es suficiente para provocar una resaca, mientras que otras pueden beber mucho sin tener resaca.
Son varios los factores que contribuyen a causar la resaca. Por ejemplo:
- El alcohol hace que el cuerpo produzca más orina. A su vez, orinar más de lo normal puede provocar deshidratación; esto se manifiesta con sed, mareos y aturdimiento.
- El alcohol desencadena una respuesta inflamatoria por parte del sistema inmunitario. El sistema inmunitario puede activar ciertos agentes que con frecuencia producen síntomas físicos, como incapacidad para concentrarte, problemas de memoria, disminución del apetito y falta de interés en las actividades habituales.
- El alcohol irrita el revestimiento del estómago. El alcohol aumenta la producción de ácido en el estómago y demora el vaciado estomacal. Cualquiera de estos factores puede causar dolor abdominal, náuseas o vómitos.
- El alcohol puede provocar una caída del azúcar en sangre. Si el nivel de azúcar en sangre cae a niveles muy bajos, puedes tener fatiga, debilidad, temblores, alteración del estado de ánimo e, incluso, convulsiones.
- El alcohol hace que los vasos sanguíneos se dilaten, y esto puede provocar dolores de cabeza.
- El alcohol puede producirte sueño, pero impide que se alcancen las fases del sueño más profundas y suele provocar que te despiertes en medio de la noche. Quizás te sientas atontado y cansado.
Congéneres
Las bebidas alcohólicas tienen unos ingredientes llamados «congéneres» que le dan a las bebidas alcohólicas el sabor y pueden contribuir a causar la resaca. Los congéneres están concentrados en cantidades más grandes en las bebidas alcohólicas oscuras, como el brandy y el whisky de Bourbon, que en las bebidas transparentes, como el vodka y la ginebra.
Los congéneres aumentan la probabilidad de tener resaca o de que esta sea más intensa. Sin embargo, beber demasiado alcohol siempre puede hacer que te sientas mal a la mañana siguiente, más allá del color de la bebida.
Factores de riesgo
Cualquier persona que toma alcohol puede tener resaca, aunque algunas personas son más propensas a las resacas que otras. Una variación genética que afecta la forma en que se metaboliza el alcohol puede hacer que algunas personas se ruboricen, suden o se enfermen después de beber aunque sea una pequeña cantidad de alcohol.
Los factores que hacen que la resaca sea más probable o más grave son:
- Beber con el estómago vacío. Cuando no hay alimento en el estómago, el alcohol se absorbe más rápido.
- Consumir otras drogas, como la nicotina, junto con el alcohol. La combinación del alcohol con el tabaco parece aumentar la probabilidad de despertarse con resaca.
- No dormir bien o lo suficiente después de beber. Algunos investigadores creen que los síntomas de la resaca, en general, se deben, al menos en parte, al ciclo de sueño corto y de mala calidad que suele seguir a una noche en la que se bebió alcohol.
- Tener antecedentes familiares de alcoholismo. Tener familiares cercanos con antecedentes de alcoholismo puede indicar un problema hereditario con la forma en que el organismo procesa el alcohol.
- Tomar bebidas alcohólicas de color más oscuro. Las bebidas de color más oscuro suelen tener un volumen alto de congéneres y aumentan la probabilidad de tener resaca.
Prevención
A pesar de que se afirma que varios comprimidos y tabletas de venta libre previenen las resacas, la única forma garantizada para prevenir una resaca es evitar el alcohol. Si optas por beber alcohol, hazlo con moderación.
El consumo moderado de alcohol para adultos sanos significa hasta una copa por día para las mujeres de todas las edades y para los hombres mayores de 65 años, y hasta dos copas por día para los hombres de 65 años o menores.
Mientras menos alcohol bebas, menos probabilidades hay de que tengas resaca. Los siguientes consejos pueden ser útiles:
- Come antes de beber y mientras lo estés haciendo. Como el alcohol se absorbe más rápido si el estómago está vacío, comer algo antes de beber alcohol y mientras estás bebiendo puede ser útil.
- Elige con cuidado. Las bebidas con menos congéneres tienen un poco menos de probabilidades de causar resacas que los tragos con más congéneres, pero recuerda que todos los tipos de alcohol pueden provocar resaca.
- Toma algunos sorbos de agua entre las bebidas. Tomar un vaso lleno de agua después de cada bebida alcohólica te ayudará a mantenerte hidratado. También te ayudará a beber menos alcohol.
- Conoce tus límites y solo bebe con moderación. Decide de antemano cuántas copas vas a tomar, y no te excedas. No te sientas presionado a beber.
- Bebe lentamente. Evita tomar más de un trago con alcohol por hora. Deja de beber cuando llegues a tu límite (o antes).
Algunas personas toman analgésicos de venta libre, como aspirina o ibuprofeno (Advil, Motrin IB, y otros), para prevenir los síntomas de la resaca. Sin embargo, pregúntale al médico si esto es seguro para ti y qué dosis es la más adecuada. Estos medicamentos pueden interactuar con otros medicamentos, y el paracetamol (Tylenol y otros) pueden provocar lesión hepática si consumes demasiado alcohol.
Como siempre te recomendamos que bebas con moderación y haga una alimentación equilibrada.