Odei Iriondo Villaverde es Psicóloga en el Centro de Salud de la Ciudad de los Ángeles y Carolina Jordán Pastor es Psiquiatra en el mismo centro de salud.

Vienen a hablarnos de las experiencias vitales traumáticas.

Definiríamos como trauma psicológico un acontecimiento vital que, por sus particularidades, genera un profundo malestar emocional en quien lo experimenta.

En todos los casos la persona consigue sobrevivir al suceso, pero de algún modo su efecto persiste en la vida de la misma alterando en lo sucesivo su estructura mental de formas muy diversas.

Existe una amplia variedad de situaciones vitales que podemos considerar traumáticas a priori. Aun así, todas comparten un elemento común que permite categorizarlas: suponen una ruptura subjetiva de la visión del mundo y la escala de valores personales. Un trauma, por ejemplo, puede hacernos súbitamente conscientes de nuestra vulnerabilidad. También puede desgarrar las hondas creencias de seguridad que tenemos respecto al mundo y que nos permiten funcionar en él sin experiencia de ansiedad ni expectativas catastróficas.

Cuando nos enfrentamos a cualquier experiencia altamente estresante, nuestro organismo reacciona emitiendo una respuesta electroquímica inmediata que constituye la primera línea de defensa ante la adversidad (cortisol, adrenalina, etc.). Con mucha frecuencia, todas estas reacciones fisiológicas están asociadas a la actividad de la amígdala (estructura neurológica profunda que coordina experiencias emocionales como el miedo) y a otras regiones límbicas (como el hipotálamo o la hipófisis) que se encargan de regular la respuesta del Sistema Nervioso Autónomo (hiperventilación, sudoración, etc.) y de precipitar la secuencia hormonal del cortisol (eje hipotálamo-hipofisiario-adrenal).

• La psicología es la ciencia encargada del estudio de las percepciones, las sensaciones y los procesos mentales de los seres humanos con respecto a su entorno social o ambiental. Por su parte la psiquiatría es una rama de la medicina encargada del estudio, diagnóstico y tratamiento de los trastornos psíquicos o mentales.

• Basados en esto queda muy clara la diferencia: los psiquiatras son médicos y por tanto además de diagnosticar pueden iniciar un tratamiento farmacológico recetando al paciente el uso de diversos medicamentos. Los psicólogos por su parte no pueden legalmente recetar ningún tipo de fármaco y de sospechar que la condición que padece el paciente pudiera requerirlo deberán enseguida derivarlo a un psiquiatra.

• Los psicólogos realizan las consultas y diagnósticos basados principalmente en la conducta y emociones del individuo, por tanto su meta es ayudar al paciente a superar aquellas situaciones que le afectan intentando obtener el mayor bienestar mental y emocional. Por su parte el psiquiatra cuenta con un enfoque médico basándose en el análisis de los aspectos orgánicos que pueden conducir a un trastorno mental, su meta es disminuir los síntomas y mejorar la vida del paciente a través del tratamiento y medicación adecuada.

Saber si debes ir a un psicólogo, a un psiquiatra o simplemente a tu médico de cabecera no siempre es tan claro, pues en ocasiones resulta importante realizar una revisión física completa para determinar si el problema pudiera ser emocional, mental o físico. Lo mejor es que si sientes que algo no marcha bien visites, en primer lugar, a tu médico de cabecera. Este especialista evaluando tu historia médica y la información que le aportas podrá indicarte qué alternativa es la más indicada.