El programa de hoy se centra en la Psicología.
En primer lugar cabe aclarar un par de conceptos básicos para responder a esta pregunta. Si miramos la definición clásica de optimismo leeremos algo así como: “tener una fuerte expectativa de que en general las cosas irán bien a pesar de los contratiempos y de las frustraciones”. Hasta aquí todo bien, el problema aparece cuando el optimismo viene acompañado de una sensación de “ensoñación” que puede apartar a las personas de la realidad haciendo que desarrollan expectativas exageradas e ilusorias que los apartan de la realidad del individuo. Es decir, ser optimista si pero con matices.
Numerosos estudios avalan los beneficios de una actitud correctamente optimista (“optimismo positivo”) ante los retos de la vida. Entre los numerosos beneficios destacan:
Mejor salud emocional
La personas optimistas gozan de una mejor respuesta emocional ante las circunstancias, lo que se traduce en menos concentraciones de cortisol (hormona del estrés) y mayores concentraciones de dopamina y serotonina (neurotransmisores involucrados en el bienestar emocional). Mayores logros personales Estudios recientes han demostrado que las personas optimistas rinden más que las pesimistas. Si a una persona la convences que su rendimiento en una tarea determinada ha sido peor del realmente conseguido su rendimiento disminuye cuando vuelve a intentarlo.
Mayor esperanza de vida
Estudios realizados con personas optimistas de 25 años demostraron que estos gozaban de mayor salud cuando llegaron a los 45 y 60 años. Otros estudios constataron mayor índice de enfermedades infecciosas y peor salud entre personas pesimistas.
Se puede empezar actuando como si se fuera optimista, interesándose activamente en las cosas y poniendo energía y fuerza en ellas. El optimista no guarda resentimientos ni rencores, trasciende su pasado y se concentra en el presente, colecciona amigos, no se enoja por cualquier cosa, no se queja, perdona, acepta y agradece, y esta actitud le renueva la vida por dentro y por fuera.
Cuando una persona desarrolla su potencial se pone de buen humor y tiende naturalmente a sentirse optimista porque espontáneamente las cosas le salen bien y la realidad parece acomodarse a esas circunstancias. Sólo los pensamientos negativos y el diálogo interno la transforman en pesimista y a desconfiar de sus aptitudes y habilidades.
Nos acompaña un Psicólogo de Parkinsonmadrid
Nos habla de las necesidades de las personas con Parkinson . La depresión es bastante frecuente siendo el trastorno psicológico más citado en los pacientes con párkinson. En un 40 por ciento de los casos se diagnostica junto al párkinson y, a lo largo del curso de la enfermedad, llegará a padecerla cerca de un 80 por ciento de los afectados. Las causas que originan la depresión son variadas: la propia enfermedad neurodegenerativa (alteración de neurotransmisores), mala aceptación psicológica de una patología crónica e incurable (desesperanza, pesimismo, miedo a morir) y, otras veces, surge como efecto secundario de la propia medicación antiparkinsoniana.
Hoy día su médico dispone de fármacos muy seguros y eficaces para combatir la depresión. Asimismo, el apoyo de un psicólogo especializado le ayudará a superar este problema emocional.
¿Qué otros problemas psicológicos pueden producirse? La angustia, la ansiedad y los ataques de pánico son menos frecuentes que la depresión en el párkinson. Estos incluyen síntomas tales como inquietud, nerviosismo, temerosidad, preocupaciones excesivas, irritabilidad y agresividad, sensibilidad emocional incrementada, altibajos afectivos, fisiológicos (taquicardias, disnea respiratoria, pinchazos en el pecho, insomnio, etc.). Medicamentos tales como ansiolíticos y técnicas psicológicas de relajación y control emocional ayudarán al afectado de párkinson en un corto plazo.
La hipocondría es la creencia persistente que tiene el paciente de que está enfermo y además de algo muy grave , la atención continua a síntomas físicos, el temor a estar padeciendo otras enfermedades graves (ataques cardiacos, tumores…), entre otros estados. Aunque es difícil de tratar, un psicoterapeuta experimentado le puede ser útil para controlar estos molestos estados.
Aislamiento social y problemas de pareja (incluidos sexuales). Alucinaciones (ver cosas que no existen), delirios paranoides (ideas extrañas de persecución, desconfianza o celos), confusión. No los produce la enfermedad de Parkinson en sí misma, los suele generar un exceso de medicación como efecto secundario indeseable. Consulte rápidamente a su neurólogo y mejorarán los síntomas al bajar las dosis de fármacos antiparkinsonianos o también puede darle una medicación antipsicótica adecuada.